Participé en esta muestra colectiva junto a artistas visuales de la abigarrada y nueva generación que reinventa a Honduras actualmente: Adán Vallecillo, Gabriel Galeano, Celeste Ponce, Leonardo Gonzáles, Alejandra Mejía, Léster Rodríguez, Fernando Cortéz y el colombiano Jorge Restrepo y los guatemaltecos Andrés Asturias y Delia Chévez.
Definitivamente honrado! El curador de la muestra fue Walterio Iraheta, consumado y reconocido artista visual salvadoreño.
Definitivamente honrado! El curador de la muestra fue Walterio Iraheta, consumado y reconocido artista visual salvadoreño.
"En la serie “Camuflash”, Fabricio Estrada nos introduce en el ambiente subterráneo de la ciudad, una Tegucigalpa paralela, a veces pastosa, a veces sórdida, cargada de personajes que solo aparecen tras el velo de la oscuridad, ambientes que se van convirtiendo en válvulas de escape de una realidad postiza e ilusoria. La noche se presenta como escenario, y los actores son siempre los mismos, putas, travestis, drogadictos y locos, artistas que él hace brillar con la luz del flash de su pequeña cámara."
Walterio Iraheta (Curador y artista visual salvadoreño)
"Generalmente, nunca nos percatamos de que la ciudad existe. No se trata de la consecuencia de una desilusión, sino de una evasión. Olvidamos que llevamos en nuestra espalda, como el ángel sus alas, la ciudad que hemos hecho."
Allan Núñez (Crítico y artista visual hondureño.
"Tegucigalpa en realidad es la ciudad meada, cagada, arrojada, basureada, rajada y podrida; para huir de esa realidad buscamos arrinconarnos en burbujitas donde no pasa nada como “Cafémanía”, “Café Americano”, “Friday”, etc. No niego el carácter agradable de estos espacios pero no son Tegucigalpa, son la antítesis de una ciudad desbordada por lo pestilente y catastrófico; este espacio sórdido, vulnerable y mal oliente es la atmósfera que envenena la desesperanza social de esta cuidad tendida entre puentes que no llevan a ningún lugar, vivimos en una ciudad circular que encierra el aire y el alma de sus habitantes; Roberto Sosa en el poema “Tegucigalpa” dice: “en cada puente pasa la gente hacia la nada/y el silbo del pino tiene un eco de golpe.” David Moya Posas la percibe como “Esta ciudad partida por un río de agonizantes músicas” o como “un hueco de cal regado de fatigas.
Ambos poetas nos hablan de la ciudad como espacio de desesperanza aunque Moya Posas, más adelante, canta en el mismo poema su anhelo de porvenir."
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